CÁBALAS

La reciente declaración del exministro Carlos Holguín Sardi, en el sentido de marginar a la embajadora Noemí Sanín de cualquier pretensión por asumir las vocerías conservadoras en la próxima contienda electoral, tiene un alto valor estratégico. Se trata de la preservación de su propio nombre como la figura más representativa de su partido, el cual, a todas luces, no se puede descartar dentro del abanico de posibilidades que hoy se dirimen en el escenario de la política nacional. Es en éste parsimonioso político en quien podría recaer la mirada del uribismo en caso de un fracaso del referendo en la Corte Constitucional ó si resulta deficitaria la expresión popular ó si el Presidente desiste de presentarse a la tercera reelección.

Holguín Sardi hace parte de esa avenida tradición de la que hizo gala su familiar Jorge Holguín que en el pasado sirvió como hombre de confianza para salir de complicadas coyunturas políticas sin mayores riesgos. Quizás sólo aspira a la conclusión de su larga vida política con esta corona presidencial y, por eso mismo, es la persona que ofrece la garantía de quien no tiene otra aspiración que esta culminación honrosa. Sería el mediador de la disputa uribista; sería obsecuente con sus líneas doctrinarias; el administrador de sus apuestas y, hoy por hoy, la opción que más confiablemente dejaría el espacio abierto para el retorno de Uribe en el 2014, para redondear así las metas trazadas en el horizonte demarcado por la política de la Seguridad democrática.

En el complejo escenario de la política nacional en el que se ejercitan estas cábalas con miras a la próxima contienda electoral, Holguín Sardi permanece ahí como opción, si se trata de buscar un personaje predispuesto a contemporizar y a replicar las voces que buscan mantenerse como la sombra del poder. Si éstas son las condiciones que requiere el uribismo, éste es el nombre más expedito para salvar los riesgos de todo tipo que para el propio presidente conlleva una tercera reelección inmediata. Personas cercanas ya le han advertido de esos riesgos, así como de las ventajas que le significarían una renovada presencia para el 2014 y, seguramente, debe estar ponderando esta situación con su agudo olfato político.

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