TODO, POR EL PODER

Volteretas y jugadas de filigrana son las que se están registrando en la política nacional por estos días, y que tan sólo obedecen al reacomodo de sus protagonistas para no perder el poder, en unos casos y, en otros, claramente se adivina la intención oportunista de acceder al disfrute de prebendas clientelistas, conforme a la percepción que vislumbran del escenario que se va a presentar a futuro.

Se ha venido despejando la posibilidad del tercer mandato del Presidente y, en la misma forma, se están identificando y haciendo más visibles las grietas por donde se pueden descomponer e infiltrar las diferentes agrupaciones políticas, por encima de anteriores juramentos y manifestaciones de fidelidad de sus directivos y parlamentarios. Es la fisura desconcertante que se abre complacida por los apetitos de poder presentes en los miembros de las colectividades, quienes acogen, con total pragmatismo, el principio de que “más vale pájaro en mano”.

Así las cosas, lo que se aprecia es la tenaz persistencia de las viejas artimañas de una política más concentrada en las maquinaciones y en la urdimbre de argucias coyunturales, que en la definición de propuestas que contribuyan al remedio de tantos males sociales que aquejan la vida de los colombianos. Ninguna esperanza se puede albergar de quienes intercambian principios por prebendas; por esa vía siempre pierde la Nación y, con ella, la vida de la democracia. Es deprimente constatar que la conciencia política hoy esté más dominada por las razones estratégicas y las astucias de ocasión, que por los altos fundamentos de una ideología que tenga en la mira el interés social y el sentido del valor público de sus actuaciones. Más aún, cuando uno de los postulados explícitos de la primera campaña del presidente Uribe fue, precisamente, la erradicación de todos estos males que han sido tan funestos en nuestra historia y, quizás, el factor con mayor capacidad de corrosión de nuestra honradez ciudadana.

Sólo queda esperar, entonces, que por algún lado de nuestra vida política nacional, se abra paso un movimiento aglutinador de la persistente esperanza de muchos colombianos por disponer de un ejercicio público sano, sustentado en los valores que orienten una democracia abierta y sensata.

BUCARAMANGA, ¿CÓMO VAMOS?

Se han propuesto la Cámara de Comercio, Vanguardia Liberal, la Fundación Participar y Financiera Coomultrasan, reunir voluntades con el propósito de hacer posible la creación del programa Bucaramanga, ¿cómo vamos?, que con tanto éxito se ejecuta desde hace 10 años en Bogotá, y que también han adoptado Barranquilla, Cali, Cartagena y Medellín.

Para hacer realidad este proyecto, se requiere aún del concurso de empresarios que se quieran sumar a este esfuerzo, con el fin de dotar al Área Metropolitana de Bucaramanga de una metodología que permita establecer, mediante indicadores de resultado y de percepción, una medida objetiva de la evolución de la calidad de vida de sus habitantes. Indicadores que deben garantizar la disponibilidad de una información oportuna y actualizada, en forma periódica, que sean de fácil comprensión para la ciudadanía y que informen sobre resultados concretos y no sobre procesos o simples anuncios de buenas intenciones, en temas como finanzas públicas, educación, servicios públicos, seguridad ciudadana, desarrollo económico, salud, vivienda, medio ambiente, espacio público y gestión pública.

La ciudad constituye el más significativo núcleo social, hace parte de los valores de la ciudadanía moderna, y la democracia exige que sus habitantes estén comprometidos con su buen destino; pero para que esto sea posible, se deben constituir mecanismos adecuados de vigilancia y control ciudadano. El trazo de los indicadores que permitan medir los efectos de las políticas en la vida pública, el debate público, la generación de conocimientos adecuados, la disponibilidad de la información y los mecanismos de seguimiento, son fundamentales para que la Ciudad pueda estar objetivamente vigilante sobre su buen futuro, sobre la transparencia de las actuaciones de los funcionarios y el cabal cumplimiento de promesas o planes y, más aún, crear las condiciones de participación efectiva del habitante, para que pueda poner en práctica mejores formas de acción en la vida pública y ejercer una ciudadanía responsable.

Cuando una sociedad tiene necesidad de superar los aciagos vicios de la corrupción, del uso indebido de los recursos públicos y la apatía ciudadana, que tanto daño han causado a su bienestar, medidas como éstas son las que se deben acometer para que la democracia retorne a los cauces genuinos de su desempeño.

LA IMPORTANCIA DEL CENTRO

Álvaro BELTRÁN PINZÓN
abeltranp@hotmail.com

De cara a las definiciones que se avecinan en la vida nacional, se ha generado la natural discusión sobre cuál debería ser la alternativa más conveniente para el país, y se aprecia una creciente polarización de la política, desde cuyos extremos se levantan voces que señalan a las posiciones centristas como carentes de convicciones, sin reparar que, en la actual coyuntura, el centro constituye una opción estratégica por su condición abierta a la comprensión de las más amplias posturas ideológicas.

No se aboga, desde luego, por una posición de transacciones y de conveniencias, que obedezca al cálculo oportunista de los llamados empresarios de la política, sino a la más genuina convicción de que las opciones liberales tienen espacio vital, en tanto es acción ceñida a los principios de una democracia amplia, participativa e incluyente, que puede generar un gran acuerdo nacional. Es decir, el ejercicio de una ciudadanía responsable, sustentada en la más clara conciencia de que ahora tenemos que actuar de cara a la vida futura, más atenidos a los principios modernos, reguladores de la vida social.

En el contexto de estas discusiones, se presenta la carta de Enrique Gómez Hurtado al Director del Partido Conservador que, si bien apela a las más antiguas formas de la exclusión y del señalamiento despectivo, no deja de ser interesante pues también se sitúa como parte de las disímiles posiciones que cada vez levantan la voz con más firmeza en contra de la reelección presidencial indefinida, y vuelve a abogar por un Acuerdo sobre lo fundamental, como pretendía su hermano Álvaro.
Un debate, por lo demás necesario, que también representa un reto para nuestra política local, necesitada de ideas renovadoras y del trabajo pensante y programático que contribuyan a la recuperación del ya lejano liderazgo santandereano en el ámbito de la vida nacional.

Tenemos ahí una tarea grande, y la contienda política que se avecina no nos puede tomar en actitud de marginalidad, ni de negligencia ciudadana, por cuanto es preciso evitar que los que viven de la política, tranquilamente se acomoden de espaldas a los intereses nacionales, continúen disfrutando de un atractivo salario y de posibilidades para derivar beneficios particulares ó prácticas clientelistas.

NO MÁS EDUCACIÓN DE MASAS

abeltranp@hotmail.com

En reciente entrevista al escritor y “futurista” Alvin Toffler, se le preguntaba acerca de las posibilidades que vislumbraba para que los ciudadanos de países que no van a ser líderes en este siglo, pudieran mejorar significativamente su calidad de vida y, sin pensarlo dos veces, afirmó que lo primero que hay que hacer es abandonar el modelo de educación masivo que se ha impuesto.

En Colombia se acogió, desde la última década del siglo pasado, una orientación educativa encaminada a propuestas de mera instrucción, para satisfacer la incorporación de los egresados al mercado laboral, afirmando dicho modelo. Esta eclosión masiva, si bien se tiñe con el mensaje de apertura de oportunidades para los más amplios sectores sociales, también trae consigo una pérdida de calidad y la devaluación del sentido de la vida universitaria. Ahora se impone abandonar la rigidez de los modelos educativos, con horario de entrada y salida, y una rutina que se asimila a un trabajo cualquiera, para virar hacia una educación que estimule el conocimiento individual.

A este cambio le apuntó la UIS en 2006, cuando instituyó el “Proyecto soporte al proceso educativo mediante tecnologías de información y comunicación” ProSPETIC, como una estrategia de innovación educativa que propiciara el aprendizaje activo, interactivo y significativo, utilizando tres estrategias:

1. Ofrecer a la comunidad infraestructura física y tecnológica adecuada, para la promoción de la innovación y el cambio del paradigma educativo, mediante la puesta en marcha del Centro de Tecnologías de Información y Comunicación, CENTIC.
2. Crear cultura de trabajo en la red, mediante el soporte al sistema tradicional, a través del Portal del Profesor, y procesos de capacitación a docentes y estudiantes en el uso de la tecnología.
3. Participar en desarrollos científicos y de investigación, relacionados con plataformas, herramientas y objetos de aprendizaje que faciliten la estructuración y gestión del conocimiento en ambientes virtuales.

Reconforta esta visión que se tuvo en el Proyecto UIS, pero como advierte el mismo profesor Toffler, este cambio va a ser extremadamente difícil de lograr; nunca faltará el palo en la rueda que trate de impedir su concreción y se prefiera, mediante directriz desafortunada, seguir preparando chicos para ayer y no para mañana.