EN EL LIMBO

Termina el año y, como era previsible, el tema de la reelección quedó sin definir. Esta indeterminación ha provocado el efecto de la parálisis de la vida política, hoy resignada y arrinconada a la espera de la voluntad presidencial que, de este modo, mantiene confundido el ambiente, desde luego, a su favor. Así lo ratifican los resultados de la última encuesta de Napoleón Franco que establece notables diferencias entre Uribe y sus posibles contendores.

Lo cierto es que esta situación ha puesto en evidencia la carencia de liderazgos alternativos, y de una seria opción capaz de contrarrestar las pretensiones del uribismo, a pesar de estar minado por temas tan sensibles como la corrupción, la grave crisis del sector salud, la inequidad de sus políticas tributaria y agrícola, la inseguridad urbana, los inciertos horizontes de la parapolítica, y tantas y tan importantes voces en contra de una nueva reelección.

No está a la vista un proyecto que ofrezca una salida esperanzadora que tenga eco y acogida en una población cada vez más pesimista y escéptica sobre el futuro del país, que ya acumula la notable cifra del 47%. Lo que permanece como la línea visible en la que se sustenta la imagen positiva del Presidente es el tema de la seguridad democrática, sostenida por una opinión replegada en el temor de que sin Uribe se retroceda en lo ganado durante su gobierno.

Acrecienta el enrarecimiento de este limbo político, el hecho de que si no pasa el referendo, el mismo uribismo se queda sin opciones seguras, y todo el campo político huérfano de un liderazgo consistente, sin propuestas sociales de verdadero calado, pues lo que se percibe es la desviación del debate hacia las razones meramente estratégicas, a la contemplación de posibles alianzas y especulaciones en torno a si es mejor táctica electoral el centro que la izquierda o la derecha, sin que haya un sustento programático que sustancie estas iniciativas.

Asuntos de mecánica que, una vez más, lo que delatan es que la política gravita en torno de Uribe, y sin más horizonte para un país tan urgido de un compromiso nacional que contribuya a la restitución plena de una democracia desde la cual asumir un proyecto incluyente.

¡SHAKIRA, JUANES, UNIÓN PENEYA!

A veces, cuando menos se espera, surgen reconfortantes ejemplos de compromiso social. Esto es lo que cabe resaltar de la flamante actuación de Shakira en la Cumbre Iberoamericana celebrada en la ciudad de Estoril, Portugal, donde asistió con el propósito de demandar apoyo para promover “El Desarrollo Infantil Temprano en América”; un propósito altruista que anima la Fundación Alas que obtuvo, por lo pronto, el aval de siete importantes países de nuestro continente. Este compromiso con el futuro de la región, como ella lo postula, también hace lobby ante el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, y busca que la ONU lo incluya como uno de los Objetivos del Milenio. La educación, dice Shakira, es la herramienta más poderosa para romper el círculo de la pobreza.

Coincide este ejemplo con el reciente reconocimiento hecho por El Tiempo, Semana, El Colombiano, Caracol, PNUD y Fescol, mediante la entrega del Premio de Paz a los 2.500 habitantes de la Unión Peneya del Caquetá; caserío que restauró sus valores después de un desplazamiento de tres años, forzado por el conflicto armado en esa zona del país, y que también apeló a la causa educativa como la forma de trabajo para refundar su pueblo; para imponerse a la adversidad del desplazamiento, sobreponerse a los miedos y rehacer su comunidad en el municipio de la Montañita. Cabe recordar que esta distinción le fue otorgada al Proyecto Pueblo Soberano de Mogotes en 1999, por su altiva actitud para sobreponerse a las insidias disolventes del conflicto social.

A Juanes, también se le entregó honoríficamente este premio por su comprobada vocación para promover la convivencia y la paz entre los pueblos con sus conciertos de Frontera, y sus campañas de apoyo a las víctimas de la guerra, sobre todo de las minas quiebrapatas, desde su Fundación Mi Sangre.

Tres ejemplos de compromiso con el futuro de la vida social y un indicativo preciso del camino por el cual se debe avanzar con mayores énfasis y apoyo solidario, pues lo que está a la vista es la necesidad que tiene el país de una reeducación profunda de la sociedad para que se reencuentre con principios valederos para su fortalecimiento y desarrollo.