SI TODOS SOMOS CULPABLES…

Con el espejo retrovisor enfocado a gobiernos anteriores, y recordándole a tirios y troyanos los beneficios, dádivas y favores recibidos, en velada apelación al dicho popular “entre bomberos no nos pisemos las mangueras”, el Ministro de Agricultura salió avante en el debate de moción de censura promovido en su contra en el Senado de la República por el escándalo de AIS y, a decir verdad, su estrategia surtió el efecto esperado porque al margen de las componendas y retribuciones que seguramente se dieron, lo que se hizo evidente fue el lavado de manos y la cautelosa evasiva de responsabilidades, para finalmente aplicar la perniciosa lógica según la cual “si todos somos culpables, por tanto nadie es inocente, luego nadie es culpable”.

Es obvio que ha quedado en el ambiente nacional la idea de que, ante la magnitud de la cola de paja, lo que se impone es la permisividad con los vicios que corrompen la vida social, así como también ha quedado al descubierto la falta de un liderazgo efectivo en el comportamiento de las bancadas de todos los partidos, una preocupante incapacidad para aplicar sus reglamentos y en el caso de los llamados partidos de oposición, promotores del debate, una absoluta falta de coherencia en la cual sus dirigentes, y desafortunadamente sus candidatos presidenciales, pasaron inadvertidos.

Si bien es cierto que las últimas reformas políticas han pretendido que la democracia sea una competencia de partidos, lo que se ha visto en la práctica es la desaforada competencia por el tesoro público, las prebendas administrativas, contratos y compraventa de conciencias; prácticas éstas que han sembrado de descrédito al Congreso y desatado los niveles de corrupción del país a deshonrosos lugares, de acuerdo con los índices de percepción de la Oficina de Transparencia Internacional, y vamos irremediablemente, como anota impotente el Fiscal General de la Nación, hacia la “nigerización”.

Los males del país están a la vista y ojalá no los registremos como motivo para el pesimismo y la apatía, sino como la oportunidad para apoyar nuevos liderazgos que, con programas renovados, transparencia y valor cívico, asuman el relevo de una clase política que no ha dado la medida de una democracia incluyente y de una sociedad digna.

EL AJEDREZ POLÍTICO

La problemática situación que vive el país, tanto en el orden interno como externo, en la cual un hecho sucede al otro con escandaloso o grave impacto sobre la vida social, ha terminado por enrarecer el espacio político con miras a las próximas elecciones. La turbulencia generada por el debate sobre AIS ha malogrado las pretensiones de Arias y afectado la imagen misma del Gobierno, según la última encuesta de Invamer.

Temas como la incertidumbre de la economía, los inquietantes índices de desempleo, los enfrentamientos institucionales, la persistencia de fuerzas guerrilleras, el resurgir de grupos paramilitares, la inconveniencia del referendo reeleccionista, el agravamiento de la seguridad ciudadana, la deficiencia en la construcción de vivienda social, el deterioro de las relaciones con Venezuela, entre otros, empiezan a merecer la debida atención nacional. Se destaca que un 51% de los colombianos manifiesta una opinión desfavorable a la forma como el Gobierno enfrenta la corrupción. Todos estos factores contribuyen desafortunadamente a incrementar un pesimismo creciente (46%) frente al futuro del país.

Si bien es cierto que aún no se perfila un candidato que de verdad pueda contrarrestar el peso del uribismo y, sobre todo, penetrar una audiencia mayoritaria que persiste en la actitud de no querer oír ni entender cosa distinta al ensueño generado por el eficiente manejo mediático de la imagen presidencial y como reconocimiento, principalmente, por haberle devuelto a los colombianos la posibilidad de transitar por las carreteras y su comprobada capacidad de trabajo, también es verdad que con los resultados de la encuesta esta particular situación, según la cual el Presidente había logrado situarse más allá del bien y del mal en intocable dimensión en la cual todo pasaba por su lado y nada lo comprometía, comienza a perturbarse y se traduce en una caída de su favorabilidad.

Esta complejidad del ajedrez político nacional, profundizará la agudización de la inquietud presidencial frente a sus reales posibilidades de lograr su prolongación en el poder por la vía del referendo, así como también frente a las expectativas de triunfo de un sucesor de su absoluta confianza, con lo cual la encrucijada de su alma tendrá ahora nuevos motivos de dudas y surgen nuevos indicativos para ponderar en sus cálculos reeleccionistas.

JUSTO RECONOCIMIENTO

En la reciente entrega de los Premios Simón Bolívar, además de diferentes reconocimientos a la valiosa tarea periodística no siempre carente de dificultades y de controversias, especialmente en los últimos tiempos, dado su compromiso de informar con objetividad, de crear opinión crítica y de servir como punto de referencia para que la vida pública de la sociedad esté ajustada a los valores de transparencia y a la necesaria vigilancia crítica que ejercen los medios sobre la vida social, se ha hecho también un reconocimiento justo y merecido que enaltece por igual a la familia Galvis, a Santander y a todos las regiones que se han visto beneficiadas con la valiosa presencia periodística de Vanguardia Liberal, empresa que se ha consolidado y proyectado a toda la Nación.

La tesonera disciplina empresarial, el espíritu visionario, la energía siempre dispuesta para no ceder a las dificultades, la preservación del horizonte de principios democráticos que han servido como el norte seguro para orientar el trabajo periodístico, el mérito de su valiosa tradición, así como la fe en el buen destino de la Nación, de la región y de su propio futuro, constituyen, sin lugar a dudas, los motivos para el otorgamiento del Premio Simón Bolívar en la categoría Empresarial a Alejandro Galvis Ramírez.

El conglomerado periodístico articulado alrededor de Vanguardia Liberal, se ha consolidado, ampliado y potenciado como uno de los más importantes del país, constituyéndose en valiosa referencia para los santandereanos quienes a veces somos escépticos en cuanto a la capacidad de asociación para sacar adelante iniciativas empresariales verdaderamente importantes.

Addenda: A propósito de justos reconocimientos, resultó muy lucido el acto de conmemoración de los primeros 15 años de la Fundación Participar, en el que le fueron otorgadas las órdenes Aquileo Parra Gómez por parte de la Gobernación de Santander y la Gran Cruz de Oro Ciudad de Bucaramanga, por la Alcaldía Municipal, como reconocimiento al permanente trabajo que ha venido desempeñando, fiel a los postulados de sus fundadores y en los últimos tiempos, gracias a la encomiable labor de Cecilia Reyes de León, con exitosos programas de lucha contra la corrupción, apoyo a iniciativas de carácter cívico y educación en principios de buena ciudadanía, esenciales para nuestra sociedad.