EL AJEDREZ POLÍTICO

La problemática situación que vive el país, tanto en el orden interno como externo, en la cual un hecho sucede al otro con escandaloso o grave impacto sobre la vida social, ha terminado por enrarecer el espacio político con miras a las próximas elecciones. La turbulencia generada por el debate sobre AIS ha malogrado las pretensiones de Arias y afectado la imagen misma del Gobierno, según la última encuesta de Invamer.

Temas como la incertidumbre de la economía, los inquietantes índices de desempleo, los enfrentamientos institucionales, la persistencia de fuerzas guerrilleras, el resurgir de grupos paramilitares, la inconveniencia del referendo reeleccionista, el agravamiento de la seguridad ciudadana, la deficiencia en la construcción de vivienda social, el deterioro de las relaciones con Venezuela, entre otros, empiezan a merecer la debida atención nacional. Se destaca que un 51% de los colombianos manifiesta una opinión desfavorable a la forma como el Gobierno enfrenta la corrupción. Todos estos factores contribuyen desafortunadamente a incrementar un pesimismo creciente (46%) frente al futuro del país.

Si bien es cierto que aún no se perfila un candidato que de verdad pueda contrarrestar el peso del uribismo y, sobre todo, penetrar una audiencia mayoritaria que persiste en la actitud de no querer oír ni entender cosa distinta al ensueño generado por el eficiente manejo mediático de la imagen presidencial y como reconocimiento, principalmente, por haberle devuelto a los colombianos la posibilidad de transitar por las carreteras y su comprobada capacidad de trabajo, también es verdad que con los resultados de la encuesta esta particular situación, según la cual el Presidente había logrado situarse más allá del bien y del mal en intocable dimensión en la cual todo pasaba por su lado y nada lo comprometía, comienza a perturbarse y se traduce en una caída de su favorabilidad.

Esta complejidad del ajedrez político nacional, profundizará la agudización de la inquietud presidencial frente a sus reales posibilidades de lograr su prolongación en el poder por la vía del referendo, así como también frente a las expectativas de triunfo de un sucesor de su absoluta confianza, con lo cual la encrucijada de su alma tendrá ahora nuevos motivos de dudas y surgen nuevos indicativos para ponderar en sus cálculos reeleccionistas.

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