Principios y valores para gobernar

La jornada preparatoria del nuevo gobierno, realizada en Anapoima como un primer Consejo de Ministros, se dedicó saludablemente a “un ejercicio para fijar principios y valores de buen gobierno que tienen que ver con el sistema de gobernar, la ética pública y el comportamiento de los funcionarios”, según palabras del presidente Santos. Se destaca que este compromiso lo haya declarado personalmente el Primer Mandatario, cuente con la anuencia de los asistentes, y que se llevará al Congreso como un estatuto integral sobre ética, moral pública y lucha contra la corrupción, conforme señala el entrante Ministro del Interior.

Esta “hoja de ruta” fue la nota predominante en la pasada campaña electoral, cuando la propuesta Verde para rescatar a la sociedad colombiana de la cultura del atajo y del “todo vale”, que en un momento parecía incontenible, finalmente quedó como la expresión de más de 3.5 millones de votantes que, de esta manera, refrendaron la inaplazable necesidad de volver a la vigencia de unos principios y valores de lo público, sin los cuales no será posible una acción de gobierno que conduzca a una paz duradera y a un desarrollo equilibrado y sostenido.

Se sintoniza también la intención del nuevo gobierno con la percepción de muchos analistas, en el sentido de que Colombia es hoy “un país más seguro y más rico, pero más corrupto y desigual”, como lo sintetiza la Asesora Editorial de la Revista Semana.

Queda por ver si este espíritu de lucha por la transparencia logra permear todas las instancias gubernamentales, y si el carácter tecnocrático que se destaca en la mayoría de los nuevos funcionarios, permite traducir su eficiencia gerencial en el cumplimiento del propósito de disminuir las aberrantes desigualdades sociales, y subsanar la falta de oportunidades ciertas para todos los ciudadanos.

En otras coyunturas se iniciaron gobiernos con gran capital político a su favor, hecho que les facilitaba realizar reformas de fondo, pero rápidamente se desdibujaron y la solución a los problemas de siempre se ha visto tercamente aplazada, hasta consolidar el actual estado de cosas. Ahora se le brinda al presidente Santos, dueño de un respaldo político verdaderamente excepcional, la posibilidad de pasar a la historia como el gran transformador de la nación colombiana.

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