AÚN ES TIEMPO PARA LA ENTEREZA

Para el próximo miércoles se ha convocado a reanudar clases en la UIS y el tema de la reelección del Rector sigue en la palestra pública, ocupando medios locales y nacionales, por la sencilla razón de que no se han resuelto las inquietudes que llevaron a cuestionar su proceder, con motivo de las conversaciones que sostuvo con un supuesto delincuente.

Ha faltado explicación cierta que dé tranquilidad a estudiantes, profesores y a la sociedad misma, dada esa extraña situación, por decir lo menos, en la que desafortunadamente se ha visto comprometida la figura del Rector y, con ella, la prestancia de la Universidad; precisamente, la Institución que por su misión educadora es la más llamada a salvaguardar claros principios y valores que orientan la vida ciudadana.

No se puede salir del paso con evasivas y desvíos de atención para crear falsos problemas, como ha ocurrido con las interpretaciones estrechas sobre el sentido profundo de la Autonomía Universitaria que hoy se intenta reducir a la defensa de una desacertada decisión del Consejo Superior; ó con las versiones de que los políticos regionales se quieren tomar las universidades públicas, pues en Santander este riesgo no ha sido evidente, y, por lo demás, la intervención del gobernador Serpa, es necesario decirlo, ha estado regida por un absoluto respeto a las estructuras de decisión de la Universidad; ó invocar la excelencia de una gestión, por cierto, controvertible.

Tampoco es atinado menospreciar la crítica y pretender acallar las voces que hoy tratan de expresar inconformidad ante esta coyuntura, cerrando las puertas de la Institución. Acaso, ¿es concebible una universidad sin estudiantes?

Y como no se puede garantizar buen suceso de la vida académica sin la base de una respetada gobernabilidad, es de esperar que el Rector asuma con entereza que la vida de la Universidad está por encima de intereses particulares, y se retire temporalmente del cargo para dar espacio a que la Fiscalía y organismos competentes aclaren la responsabilidad de sus actuaciones y la de quienes resulten implicados, poniendo a salvo el principio de autoridad, hoy viciado por todos estos infortunados sucesos, e impidiendo su capitalización por grupos anarquistas. Un fallo favorable permitirá su regreso con renovada credibilidad.

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